Tertulias extrarradiofónicas

Soy un gran aficionado a la radio. En mi trabajo, el del transporte, y sobre todo cuando he hecho rutas nacionales, este medio me ha servido y aun me sirve para pasar el tiempo entretenido y medianamente informado. La radio llega a todas partes y no es necesario prestarla demasiada atención. Al contrario que la caja tonta, (de la que cada día veo menos) puede estar encendida sin causar un gasto de electricidad importante y sin más que oir el «run run» que del aparato receptor sale. Una de las partes que más se escuhan en las emisoras, son las tertulias de actualidad política o económica. Uno de mis sueños siempre ha sido participar en alguna desde el debate sano y abierto. Alguna vez he podido hacerlo en la hora española que teníamos en la emisora local de Pec, en Kosovo allá por el año 2000, y más tarde en Radio Intercontinental en el programa la Piel de Toro, presentado y dirigido por Norberto Pico.

Pero ese no es el asunto. Hoy las tertulias que llevo a cabo son las «extrarradiofónicas». Lo sé y lo siento: No necesito mucho para entrar al trapo en casi cualquier cuestión de discusión sana que se me plantee. Una de las últimas ha sido, como tantas otras veces sobre el aborto.  Ni que decir tiene que este que aquí escribe, está netamente en contra de tan horrendo crimen. No me voy a poner a destripar los enredos de una conversación entre 4 personas, en la que el único contrario era yo, pero sí a dar cuenta de las conclusiones que saqué, tras casi una hora de conversación.

Observación nº 1: La manipulación del lenguaje científico y vulgar, plagado de sofismas y de demagogia para hacer bueno algo que no lo es, ha calado muy hondo.

Observación nº 2: Nuestra sociedad está tan imbuída en la doctrina del placer y del «Carpe Diem» que nuestra libertad (libertad implica responsabilidad) se ha convertido en una malasuerte de libertinaje, que además es amparado por las leyes vigentes o las que están por venir.

Observación nº3: Si no se ve, si se oculta, si no está en los medios, el problema no existe.

Estas observaciones me han llevado a dos conclusiones:

1: Los provida estamos obligados a llamar a las cosas por su nombre.

2: Los provida estamos obligados a levantar la voz siempre que haya oportunidad para evitar que la realidad de este crimen se vea ocultada.

Es una tarea ardua, pero… ¿Hay algo fácil en la vida que dé un gran resultado?

¡Saludos a todos!